miércoles, 20 de mayo de 2009

Benditos Malditos.


Benditas sean las raras excepciones, los moratones de los vulnerables, los labios que aprovechan los rincones, más olvidados, más inolvidables, benditos sean.

Los santos milagrosos, los gordos cariñosos, los locos que se creen Napoleones, las pálidas lesbianas, los dulces maricones, los mocos de la gente con ventanas, los tuertos que no quieren ver visiones, los muertos que se mueren con las ganas.

Benditos sean los ceros a la izquierda, los que nacieron en ningún lugar, los de viva Zapata manque pierda, las damas que se llaman Soledad, El sable del sablista, la caries del dentista, los buenos aires, los malos maridos, las drogas veniales, la sopa del cocido, los listos que parecen subnormales, los que pudieron ser y no han querido, los descendientes de los animales.

Malditos sean los justos, los sumisos, los que tiran penaltis de cabeza, los que para mear piden permiso, los súbditos del dios de la certeza, los que adornan las notas de sus hijos, los probos ciudadanos, los niñatos, los que follan con red y a plazo fijo, los canallas que nunca han roto un plato. Maldita sea la voz de la experiencia que casi se equivoca a media suma, la pipa de la paz con la conciencia, los "oiga, que en mi taxi no se fuma", los que se mojan poco cuando llueve, los que sonríen en las fotografías, los que progresan porque no se mueven, los de la escandalosa mayoría, malditos sean, malditos sean.

Benditas sean las rubias calentonas que se emocionan por pasar el rato, los tímidos que salen respondonas, la mancha en la bragueta del beato, benditos sean, benditos sean los farias con saliva, los gallos de las divas, los callos de las piernas de las cojas, las amapolas rojas, la abuela en San Fermines, los récords que no salen en los Guiness, los cínicos que lloran en los cines, los tréboles de tres o cuatro hojas, las enfermeras que suben la fiebre, las tetas de pezón hospitalario, los gatos de no dan gato por liebre, los misterios gozosos del rosario, la novia del torero, los bronquios del torero, los tristes que se ríen de la tristeza, los ricos sin dinero, los vagos con pereza, los últimos que llegan los primeros, los calvos que se quitan el sombrero ante la dignidad y la belleza.

Malditos sean los tontos con medallas, los hijos de mamita, los chivatos, los candidatos (cierra la muralla), la letra pequeñita del contrato, los alcahuetes del polvote ajeno, la diabetes, el sida, los viejos, los sorbetes de bilis con venero, los que aplauden al príncipe de hinojos, los cuentos de las cuentas al contado los tipos de interés, los finiquitos, los que jubilan a los jubilados, los talibanes del último grito, los que se pasan nunca de la ralla, los mamporreos de la simetría, los que exhiben el móvil en la playa, los que hacen trato con la policía, malditos sean, malditos sean.


Joaquín Sabina.
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