domingo, 31 de enero de 2010

Hell's Angels


"El crecimiento de los Angeles del infierno y de sus negocios extraoficiales impondrá obrar con cautela. No basta con presentarse con una Harley, claro está. Además de la maquina, los requisitos fundamentales son tres: ser blanco, mayor de 21 años y defender a muerte las creencias del club. No se acepta a nadie con adicciones intravenosas: un yonki antepondrá siempre la droga al club. Según la leyenda si se sospecha que el aspirante puede ser un agente federal encubierto deberá cometer un asesinato para probar lo contrario. Una vez admitido tienes un plazo de nueve días para tatuarte el nombre del club, la calavera alada y tu fecha de ingreso. Si abandonas el club deberás borrarte el tatuaje o lo harán los ángeles por ti con cucharas al rojo vivo. ¿Que qué ocurre si alguien se tatua la calavera de los hell's angels por el morro? Una de dos, o le amputan el brazo o se lo desollan para extraer el tattoo.
Ser Hell Angel era ante todo ser americano y fascista por añadidura. El 90% de sus miembros lo constituyen veteranos de guerra acostumbrados a pensar a términos castrenses. La gente se equivoca, ellos no son nazis ( hay miles de judios que militan en New York para probarlo), aunque sí racistas, creen firmemente en la supremacía de la raza blanca.

Los narcóticos no entraban en sus planes originales, pero pronto los Hell's Angels se reconvertirían en una factoría y distribuidora de Speed. Según expertos la metanfetamina que procesaban los ángeles llegaría a ser la más atómica del mercado, si bien no la más pura, como demuestra el que nunca se la vendiesen entre ellos.
Dispondrían con el tiempo de laboratorios propios y controlaran su distribución a escala internacional.
En cuanto a las mujeres, siguen sin ser aceptadas. A lo sumo se les tolera como asociadas, quedando compartimentadas en dos categorías, old ladies o viejas, que pertenecen a un solo hombre y por debajo de estas se encuentras las "mummies" o ganado, vaginas comunales con las que cualquier miembro del grupo puede hacer lo que le venga en gana..."

martes, 12 de enero de 2010


Politicamente destinada a fracasar, decodificada y regurjitada por la cultura oficial a la que desafía, la contracultura, como hecho crítico, no tiene mayor efecto que el conseguido por el surrealismo y/o situacionismo: sobrevivir como objeto de estudio.
El sistema del hombre la hizo suya, empleándola para sus propios propósitos, comercializándola como una cápsula milagrosa, un oráculo de un mundo mejor.
Ya lo dijo Marcuse, lo que arrojas contra el capitalismo, éste no sólo te lo devuelve, sino que encima te lo vende.
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sábado, 2 de enero de 2010



Sin ti, mi cama es de hospital.

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