domingo, 17 de octubre de 2010

Amelie, y otras chicas del montón.


Son los timos televisados a las dos y media de la madrugada, una hora menos en canarias.
Son las drogas legales en estantes de supermercado
Son los días en que dormimos sin sábanas, sin ropa, y sin despertadores.
Es tener la certeza de que a veces es peor tocar techo que suelo.
El sabor amargo de los lunes atada a la pata de un pupitre. Y el sabor amargo de los lunes que en adelante me atarán a la pata de una mesa de oficina.
Es el inconformismo crónico.
Es mi hipocondria.
Son las sonrisas con brackets más bonitas del mundo.
Es la mirada cómplice, y el posterior insulto (dulce como la sal)
Es echar tanto de menos todo lo que odiaba de mi madre.
La filosofía de bolsillo, y los cereales de chocolate por la mañana.
Son sus besos.



Y todas esas cosas que hacen que esto, en el fondo, siga teniendo gracia.
.