jueves, 15 de octubre de 2009

Días Extraños


"Por muy deprisa y muy alto que hablen y por mucho que se agiten y amenacen y beban, e incluso por mucho que bailen o por mucho tiempo que lleven sin bailar, todo se reduce a tener una mujer. Tener una mujer y quererla, engañarla, buscarla, perderla, follarla, ignorarla, respetarla o asesinarla. Todos corremos y algunos se creen que corren más deprisa que otros, pero al principio y al final siempre hay una mujer. Puedes correr para alcanzar a una o puedes correr para perderla de vista, pero no puedes correr sin ninguna en la cabeza. Eso, sencillamente, no pasa. [...]

Creo que la gente se dice que se quiere mucho antes de empezar a hacerlo. Igual que se llora una muerte cuando aún no se ha tenido tiempo de sentir la ausencia. Después de cuatro años mi mujer está ligada a mi movimiento. Existe. Si salto, salta. Si me caigo, cae. Si viajo, ella viaja conmigo. Mi mujer es como uno de esos esparadrapos que se te quedan pegados en los dedos. Está siempre ahí, ya no es algo que pueda elegir.
Mi mujer está durmiendo y verla dormir siempre me hace bien, como cuando se ve dormir a los niños. Los niños no pueden evitar que uno les quiera, me gustaría pensar que ella tampoco puede."


Texto: Ray Loriga
Ilustración: Francis Picabia
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2 comentarios:

  1. Joder qué buenos.
    Los 2.


    salud, artista
    del DADAbilly

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  2. Cuanta sabiduría en 2 párrafos... Sencillamente precioso.

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